MIAMI, EU, mayo 11 de 2021.- Si hay alguna consecuencia positiva de la pandemia del COVID-19 es que la distancia social, el frecuente lavado de manos y el uso de mascarillas han logrado reducir significativamente la incidencia de la gripe en los Estados Unidos.
Los laboratorios clínicos en Estados Unidos han reportado 2.038 casos de gripe entre el 27 de septiembre del 2020 y el 24 de abril del 2021, según datos publicados por los CDC (Centros para el Control de Enfermedades según sus siglas en inglés). Durante una temporada típica la cifra se suele ubicar alrededor de los 200.000, pero las autoridades sanitarias estiman que la cifra real se ubica entre los 9 y los 45 millones.
Si bien el dato es positivo por donde se lo mire, existen dudas de qué ocurrirá con esta enfermedad el año próximo. Cada seis meses, en abril y el septiembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene un encuentro donde expertos analizan el comportamiento de la gripe ese año en particular.
En base a los datos obtenidos deciden cuáles serán las cuatro cepas más agresivas para el próximo año y, en base a esa información, los laboratorios fabrican la vacuna. Sin datos sobre la gripe este año, la producción de vacunas de la gripe se hará a ciegas. Si para el año que viene se vuelve a la vida normal, sin distancia social ni tapa bocas, y no hay una vacuna eficiente contra la gripe, la situación con respecto a esta enfermedad en particular podría ser más complicada de lo que era en los años previos a la pandemia.
