El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al anunciar este miércoles un acuerdo preliminar con China para garantizar el suministro de minerales de tierras raras e imanes críticos, materiales clave para la fabricación de vehículos eléctricos y sistemas de defensa.

Según Trump, el acuerdo, que aún requiere la aprobación final del mandatario chino Xi Jinping, contempla el envío “por adelantado” de estos minerales por parte de China. A cambio, Estados Unidos facilitaría el acceso de estudiantes chinos a universidades norteamericanas.

El anuncio, difundido en la red Truth Social, tomó por sorpresa a los negociadores que recién habían concluido dos días de intensas reuniones en Londres. El secretario de Comercio, Howard Lutnick, había señalado apenas horas antes que se había alcanzado un “marco” para implementar el consenso de Ginebra y desmantelar restricciones arancelarias mutuas que afectaban las cadenas de suministro globales.

El viceministro de Comercio chino, Li Chenggang, confirmó que se había llegado a un “acuerdo en principio”, aunque aún quedan detalles pendientes para la firma definitiva. Lutnick precisó que el borrador contempla la eliminación de restricciones a las exportaciones chinas de minerales de tierras raras e imanes, así como algunas limitaciones recientes impuestas a exportaciones estadounidenses, aunque sin detallar cuotas o cifras concretas.

En su declaración, Trump añadió que impondría un arancel total del 55 % a las importaciones chinas, compuesto por un 10 % base, un 20 % asociado al combate al fentanilo y otro 25 % derivado de medidas de su mandato anterior.

Expertos advirtieron que el impacto real del acuerdo dependerá de su implementación concreta. “El diablo estará en los detalles”, advirtió Chris Weston, analista de Pepperstone, tras una leve subida del índice MSCI Asia-Pacífico de apenas 0,6 % luego del anuncio.

Ni la Casa Blanca ni el Ministerio de Comercio chino ofrecieron detalles oficiales adicionales al cierre de esta edición.

Tras la serie de redadas migratorias en la administración del gobierno de Trump que dieron inicio el pasado viernes 6 de junio y se han prolongado el día martes 10 de esta semana, en busca de deportaciones masivas en Los Ángeles, California, las discrepancias entre las autoridades del actual gobierno de Estados Unidos han contrastado.

Por un lado de la moneda, Stephen Miller, el subjefe de gabinete de la Casa Blanca, pieza clave de la promoción de la política de deportación, ha reiterado que la Casa Blanca espera que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), pueda aumentar la cantidad de arrestos a 3.000 al día, en comparación con los 660 que se realizaron durante los primeros 100 días de la presidencia de Trump.

Por lo contrario, la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, ha declarado para medios informativos locales que dialogó en repetidas ocasiones con la Administración Trump de hacerlos ver que no era necesario que trajeran a las tropas federales, porque eso sería una provocación, ya que asegura que la ciudad de Los Ángeles estaba en calma hasta que empezaron las redadas y David Huerta, presidente del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios fue arrestado y lesionado.

Cabe destacar que las decisiones que conciernen a este tipo de ofensivas migratorias, no dependen de la alcadesa, si no de las decisiones de Trump, el mandatario federal.

Las autoridades israelíes deportaron a la activista climática Greta Thunberg y a otros tres manifestantes propalestinos tras su detención a bordo del barco ‘Madleen’, informó este martes el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel. La embarcación, que pretendía llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, fue interceptada por la armada israelí en el marco del bloqueo marítimo impuesto al enclave.

En un mensaje publicado en su cuenta oficial en X (antes Twitter), el ministerio detalló que Thunberg abordó un vuelo hacia Suecia con escala en Francia, acompañada de fotografías en las que se ve a la activista dentro del avión.

El operativo tuvo lugar en la madrugada del lunes, cuando las fuerzas israelíes abordaron el yate de bandera británica, detuvieron a sus 12 tripulantes y lo trasladaron al puerto de Ashdod.

De acuerdo con el comunicado oficial, los activistas fueron llevados durante la noche al aeropuerto Ben Gurion para su deportación. El ministerio precisó que aquellos que se nieguen a firmar la orden de salida serán puestos a disposición judicial para tramitar su expulsión conforme a la legislación israelí.

Israel mantiene un bloqueo naval sobre Gaza desde hace más de una década, argumentando motivos de seguridad. Por su parte, organizaciones humanitarias y defensores de derechos humanos han denunciado que estas medidas impiden el acceso de ayuda esencial a la población palestina.